Andrés Ruiz Manrique | Arquitecto

La dificultad de ejecutar esta obra consistió en cambiar una fachada de hormigón blanco "in situ" por paneles prefabricados con el acabado de los hormigones a modo de cimbra en tablillas de madera. Por el hecho de que ninguna casa comercial facilitaba un prefabricado de hormigón con este acabado, se fabricaron los prefabricados en obra. Por la falta de espacio, se situó los moldes en las azoteas y patios, con un peso aprox. de 3.000Kg cada pref. El ritmo de ejecución fue de 28 prefabricados semanales, forzando los tiempos de curado con hormigones de alta resistencia. Todo ello, a la vez que se ejecutaba el resto de elementos de estructura de hormigones "in situ" con encofrados deslizantes, losas de forjados de un metro de canto y estructuras de diferente naturaleza metálica.